

Vuelta a Ibiza en Kayak (7 días y 6 noches)
Se sale desde la playa de Santa Eulalia, donde esta se une con el río de Santa Eulalia y se llega al mismo lugar.
Las paradas las eligen los guías, pero siempre en función de cómo marche el grupo y de la meteorología.
Se rodea la isla de Ibiza y se rema una media de 4 horas y de 18 km diarios. La vuelta total son 120 km.
A lo largo del día se van haciendo paradas para visitar lugares de interés tales como cuevas marinas, barcos hundidos, zonas de buceo, túneles de rocas, faros en acantilados, chiringuitos con encanto, calitas escondidas, islotes para bucear, etc.
En ningún momento nos separamos de la costa.
Excursiones a elegir (de 1 a 6 días)
Estas excursiones son siempre acoplándose a una de las vueltas a ibiza en kayak, siempre que esta cuente con plazas disponibles.
Se puede elegir cualquier tramo de la costa ibicenca que se desee conocer en kayak como: acantilados tranquilos del norte de Ibiza, costa este con amaneceres, calitas de la costa oeste con puestas de sol, zona sur, etc.
Un día en Vuelta Ibiza Kayak...
El día ha comenzado, suave y despacio, la playa vacía, se aprecia un grupo de aventureros descansando en la misma que, junto con la nueva luz, empiezan a estirar sus brazos. Algunos durmieron en tumbonas, otros eligieron descansar a orillas del mar para ser acunados por su música, y en el techo de una caseta de pescadores vemos otra pequeña tropa que optó por contar estrellas antes de dormir. Una vez guardada la esterilla y el saco de dormir se aprovecha el silencio de la bahía para participar en una clase de yoga que deja los cuerpos flexibles y alegres.
La vitalidad que otorga el Yoga, un chapuzón en el mar y el desayuno con café, pan tumaca, frutas, galletas y yogur es la mejor combinación para empezar un día sonriendo. Se explica la etapa señalando los lugares en un plano y contando alguna curiosidad venidera. Aparecen turistas que disfrutan observando curiosos los preparativos de estos kayakistas organizando su partida; les sobrecoge verlos realizar una batida y dejar limpia la playa dando las gracias a la misma por su grato hospedaje.
Una vez en el mar esta es la ley: “No miréis al cabo que tenéis delante, nunca llega. Disfrutar del acantilado, del mar y del pez que tenéis en este instante presente que es lo único verdadero”
La etapa tiene un sin fin de sorpresas: cuevas, calitas escondidas, flora y fauna autóctona, aguas transparentes, etc. y en ellas todos disfrutan de nadar, ver algún barco hundido, jugar, sumergirse, descubrir, etc. A mitad de etapa siempre se hace una parada algo más larga para reponer fuerzas y comer algo y, porque no, tomarse una merecida y fresquita cerveza.
Guiando la aventura por delante va el monitor en kayak y por detrás, observando y cuidando a todo el grupo, esta la barca de apoyo que además de asistir a quien lo necesita suministra a todos agua y provisiones (fruta, barritas energéticas, frutos secos). Ambos monitores se encargan de corregir la técnica del paleo de los piragüistas al mismo tiempo que van describiendo la costa, secretos y curiosidades.
Al llegar a la cala de destino se estiran los músculos usados en el esfuerzo, evitando agujetas futuras. Se hace un descanso y el monitor que vino por tierra con la cena invita a quienes lo deseen a una excursión a pie para seguir aprendiendo cosas de esta mágica isla.
Ver los rostros de estos exploradores cuando el sol majestuosamente se retira, regalando un sin fin de colores en el mar, nubes, árboles y diferentes figuras rocosas, no tiene precio.
Poca claridad queda cuando sigue el trabajo en equipo, esta vez para servir la cena, conversar, seguir conociéndose, reír juntos, etc. Se escuchan unas copas de vino chocar en un brindis por la etapa cumplida. Los cuerpos piden descanso, pero antes de dormir uno de los integrantes coge un libro llamado Ibiza Mágica y nos regala fábula propia de la Isla Blanca.
Bona nit VIK…


